Le robaron 500 cuyes a adulta mayor y rompió en llanto: “Me quitaron todo”

Con lágrimas en los ojos, Graciela Carhuamanga Ambrosio, de 76 años, observó los corrales vacíos donde hasta hace poco albergaba cientos de cuyes de raza peruana. Aquel lunes, aproximadamente a las 4 de la madrugada, ella y su esposo Floriano, de 78, descubrieron que habían sido víctimas de un robo. Al llegar a su propiedad, ubicada en Huancayo, se encontraron con el candado de su galpón roto y ningún animal dentro. Lo que hasta entonces era su fuente diaria de ingreso, había desaparecido sin dejar rastro.

Según narró Graciela, cada uno de estos animales le generaba una ganancia de 30 soles, lo que les permitía cubrir sus necesidades más básicas. La venta de cuyes era su único ingreso y, debido a su edad y estado de salud, esta actividad representaba su forma de vida. A diario, ambos se levantaban en la madrugada para alimentar a los animales y cuidar de ellos. Su rutina estaba completamente dedicada a esta pequeña producción familiar.

Tras la denuncia de la pareja, agentes de la Policía Nacional del Perú (PNP) llegaron al lugar para realizar las diligencias correspondientes. Hasta el momento, no se ha identificado a los responsables del robo, aunque se sospecha que fue una acción premeditada por el tipo de acceso forzado utilizado.

Como parte de un gesto solidario, integrantes de la Unidad de Servicios Integrales de Huancayo se acercaron a la vivienda de doña Graciela para entregarle víveres. Durante la entrega, un efectivo policial expresó:“Esperemos que todo le sirva porque usted lo necesita”, palabras que aliviaron, aunque sea por un momento, el profundo dolor de la mujer. Visiblemente afectada, solo atinó a agradecer a los agentes por la ayuda recibida, mientras esperaba justicia por lo ocurrido.

Días después del incidente, la Dirección Regional de Agricultura de Junín acudió también al llamado de emergencia. Consciente del impacto económico y emocional que significó este robo, la entidad decidió donar 136 cuyes a la pareja afectada, como una forma de ayudarles a reiniciar su producción.

Este acto generó un momento de alivio para Graciela, quien durante la entrega mostró una leve sonrisa por primera vez desde que ocurrió el robo. Si bien no compensa todo lo perdido, la solidaridad de las autoridades y vecinos les ofrece una pequeña esperanza en medio de esta dura realidad.

Considerado un alimento ancestral de los Andes, el cuy no solo forma parte esencial de la cocina peruana, sino que también es una poderosa fuente de nutrientes. Según el Instituto Nacional de Salud (INS), su carne contiene hasta 20,3% de proteínas, es baja en grasa (1,6%), y aporta minerales clave como hierro, zinc, fósforo y calcio, fundamentales para combatir la anemia, sobre todo en niños. También es rica en ácidos grasos esenciales como Omega 3, 6 y 9, lo que lo convierte en una opción ideal dentro de una dieta balanceada.

Diversos estudios técnicos, como el informe del Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA), destacan que el cuy tiene un alto contenido de humedad y proteínas tanto en su carne como en su piel, lo cual aumenta su valor nutricional. Además, su consumo puede realizarse en diversas preparaciones, como guisos, al horno o adobos, siendo más saludables que su versión frita tradicional. Cuando se cocina a la parrilla, se estima que puede perder hasta un 60% de sus vitaminas, por lo que se recomienda optar por métodos que conserven mejor sus propiedades.

Otro dato importante es su potencial en la prevención del cáncer. Especialistas de la Universidad Peruana Cayetano Heredia han explicado que el cuy contiene una enzima llamada asparaginasa, reconocida por su capacidad de reducir la proliferación de células tumorales. Este compuesto convierte al cuy en un alimento funcional, con beneficios que van más allá de la nutrición básica. Por ello, autoridades sanitarias recomiendan su inclusión en la dieta diaria, tanto por sus propiedades curativas como por su relevancia cultural y económica en regiones rurales del país.