Si tienes más de 40 años, esta es la rutina de sueño saludable que debes hacer cada noche

Después de los 40, disminuye la producción de melatonina, se altera el metabolismo, y el sueño tiende a fragmentarse con más facilidad

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A partir de los 40
A partir de los 40 años, el cuerpo empieza a experimentar cambios fisiológicos y hormonales que hacen que el sueño sea más ligero, corto e irregular (Imagen Ilustrativa Infobae)

Dormir bien es una necesidad biológica, no un lujo. La cantidad y calidad del sueño tienen un impacto directo en nuestra salud física, emocional y mental. En el Perú, tanto el Ministerio de Salud (Minsa) como el Seguro Social de Salud (EsSalud) han advertido sobre el aumento de problemas de sueño en la población adulta, los cuales se han asociado con un mayor riesgo de enfermedades crónicas como hipertensión, obesidad, diabetes y depresión.

Dormir menos de lo necesario o tener un sueño interrumpido no solo nos hace sentir agotados al día siguiente, sino que debilita nuestro sistema inmunológico, afecta nuestra memoria y acelera el envejecimiento. A partir de los 40 años, estos efectos se agravan, ya que el cuerpo empieza a experimentar cambios fisiológicos y hormonales que hacen que el sueño sea más ligero, corto e irregular. Por eso, es esencial adoptar una rutina de sueño específica para personas de mediana edad, que ayude a mantener un descanso reparador y sostenido.

La rutina de sueño para las personas mayores de 40 años

Para tener un sueño saludable,
Para tener un sueño saludable, acuéstate y despiértate todos los días a la misma hora, incluso los fines de semana (Imagen Ilustrativa Infobae)

Una rutina adecuada puede marcar una gran diferencia en la calidad del sueño. Aquí te proponemos una rutina nocturna especialmente pensada para personas mayores de 40 años:

  • Establece horarios fijos: acuéstate y despiértate todos los días a la misma hora, incluso los fines de semana. Esto regula el ritmo circadiano, facilitando el sueño profundo.
  • Reduce la exposición a pantallas: al menos una hora antes de dormir, apaga el celular, la televisión o la computadora. La luz azul inhibe la producción de melatonina, la hormona del sueño.
  • Evita cafeína, alcohol y comidas pesadas en la noche: cenar temprano, ligero y sin estimulantes mejora la digestión y previene despertares nocturnos.
  • Incorpora técnicas de relajación: la meditación, la respiración profunda, una lectura tranquila o unos estiramientos suaves ayudan a calmar la mente y el cuerpo.
  • Prepara un ambiente propicio para dormir: mantén el dormitorio oscuro, fresco y silencioso. Usa cortinas gruesas, un colchón cómodo y ropa de cama ligera.
  • Toma una ducha tibia: una ducha antes de acostarte ayuda a relajar los músculos y favorece la transición hacia el sueño.

Mediana edad: por qué es necesario tener una rutina de sueño

Después de los 40, el cuerpo empieza a cambiar: disminuye la producción de melatonina, se altera el metabolismo, y el sueño tiende a fragmentarse con más facilidad. Estos cambios pueden hacer que sea más difícil conciliar y mantener el sueño durante la noche.

Al menos una hora antes
Al menos una hora antes de dormir, apaga el celular porque la luz azul inhibe la producción de melatonina, la hormona del sueño (Imagen Ilustrativa Infobae)

Además, muchas personas de esta edad enfrentan más estrés laboral, responsabilidades familiares, cambios hormonales (como la perimenopausia o la andropausia), y problemas de salud que afectan directamente el descanso. Una rutina de sueño bien diseñada ayuda a contrarrestar estos efectos y mejora la capacidad del cuerpo para recuperarse física y mentalmente.

También es importante mencionar que el sueño insuficiente y de mala calidad se ha relacionado con el inicio temprano de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y con un mayor riesgo de sufrir eventos cardiovasculares.

Cómo puede afectar dormir mal en las personas de mediana edad

Dormir mal no solo significa estar cansado: tiene consecuencias profundas en la salud integral, especialmente a partir de la mediana edad:

  • Fatiga crónica: la energía disminuye, lo que afecta la productividad y la calidad de vida diaria.
  • Aumento de peso: dormir poco desequilibra las hormonas del apetito, lo que puede llevar a comer en exceso y ganar peso.
  • Problemas cardiovasculares: el sueño deficiente se asocia con un aumento del riesgo de presión alta, infartos y otras enfermedades del corazón.
  • Debilitamiento del sistema inmunológico: dormir mal afecta la capacidad del cuerpo para defenderse de virus e infecciones.
  • Trastornos del estado de ánimo: la falta de sueño puede aumentar los niveles de ansiedad, irritabilidad e incluso depresión.
  • Deterioro cognitivo: la memoria, la concentración y la capacidad de tomar decisiones se ven comprometidas, afectando tanto la vida personal como profesional.