Las paredes coloridas más fotografiadas de Arequipa: conoce el monasterio detrás de estas postales virales y cómo llegar

Un conjunto de muros de tonalidades intensas ha capturado la atención de turistas y amantes de la fotografía en Arequipa. Su particular estética, su historia y su ubicación privilegiada lo han convertido en un sitio imprescindible en la Ciudad Blanca. Se trata del Monasterio de Santa Catalina, un recinto fundado en 1579 que se extiende por más de 20.000 metros cuadrados y que alberga siglos de tradición religiosa y cultural.

Este monasterio, situado a pocas cuadras de la Plaza de Armas, fue durante siglos el hogar de religiosas que vivieron en estricta clausura. Desde que abrió sus puertas al público en 1970, se ha convertido en uno de los destinos más visitados de Perú. Sus llamativos muros, construidos con sillar volcánico y teñidos de colores vibrantes, han hecho de este lugar una de las postales más icónicas de Arequipa.

Las famosas paredes de tonos ocre y rojizos que aparecen en incontables publicaciones en redes sociales pertenecen al Monasterio de Santa Catalina, ubicado en el centro histórico de Arequipa. Este conjunto arquitectónico, que recrea una pequeña ciudad en su interior, destaca por sus estrechos pasajes, patios y edificaciones de estética colonial.

Los colores intensos que caracterizan sus muros no solo resaltan en las fotografías, sino que también evocan la influencia española en la arquitectura de la época. Estas tonalidades, logradas con pigmentos naturales, han resistido el paso del tiempo, convirtiéndose en una seña de identidad del monasterio.

El Monasterio de Santa Catalina fue fundado en el siglo XVI por la rica viuda María de Guzmán, quien decidió destinar su fortuna a la creación de un convento para mujeres de la alta sociedad. Desde su fundación, el recinto acogió a monjas de diversas procedencias, muchas de ellas criollas y mestizas, que llevaban una vida de oración y trabajo dentro de los muros del convento.

Aislado por enormes paredes, el monasterio funcionó como una ciudad independiente, con calles internas, plazas y viviendas individuales para las religiosas. Durante casi 400 años, permaneció cerrado al mundo exterior hasta que, en 1970, se permitió el acceso a visitantes, quienes hoy pueden recorrer sus instalaciones y conocer su valioso legado histórico.

El recorrido por el Monasterio de Santa Catalina permite descubrir espacios únicos que han sido inmortalizados en miles de imágenes. Entre los lugares más emblemáticos destacan el Patio del Silencio, donde las novicias meditaban antes de tomar los votos, y el Claustro de los Naranjos, adornado con frescos y rodeado de vegetación.

El Claustro Mayor, con su serie de arcos y bóvedas de sillar, es otro de los puntos más representativos del monasterio. También destacan las antiguas cocinas de las monjas, con utensilios de la época colonial, y los talleres de arte sacro, donde se pueden observar valiosas piezas de pintura y escultura religiosa.

El monasterio se encuentra en la calle Santa Catalina, a pocos metros de la Basílica Catedral de Arequipa. La forma más sencilla de llegar es caminando desde la Plaza de Armas, aunque también se puede acceder en taxi o transporte público.

Para quienes viajan desde Lima, existen vuelos diarios que conectan la capital con Arequipa en aproximadamente una hora y quince minutos. Desde el aeropuerto Alfredo Rodríguez Ballón, el trayecto en vehículo hasta el centro histórico toma alrededor de 20 minutos.

El monasterio abre sus puertas de jueves a lunes de 9:00 a 17:00 horas, mientras que los martes y miércoles extiende su horario hasta las 20:00 horas. La entrada general cuesta S/ 40, con tarifas reducidas para estudiantes y adultos mayores. También se ofrecen visitas guiadas que permiten conocer en detalle la historia y el significado de cada espacio dentro del monasterio.