
Tláloc, el dios de la lluvia en la mitología mexica, estaba estrechamente vinculado con diversos animales acuáticos como serpientes, peces y ranas.
Tláloc, considerado el señor de los fenómenos atmosféricos y espíritu de las montañas, era esencial para la agricultura, ya que controlaba las lluvias necesarias para el cultivo del maíz.
Su figura estaba acompañada por su esposa, Chalchiuhtlicue, diosa del agua dulce y protectora de los navegantes, y por los tlaloques, pequeños dioses que habitaban en las nubes y provocaban lluvias al derramar sus vasijas desde el cielo. Durante épocas de sequía, Tláloc era venerado con ofrendas y sacrificios para asegurar su favor.

Serpientes en México, esenciales para la biodiversidad pese a amenazas
En el contexto de la biodiversidad mexicana, las serpientes ocupan un lugar destacado. México alberga más de 400 especies de serpientes, de las cuales 216 son endémicas, lo que representa aproximadamente el 11% de las especies conocidas en el mundo.
Según el investigador Leonardo Fernández Badillo, citado por la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, México es el primer país de América en riqueza de serpientes venenosas, con 73 especies de víboras, 46 de cascabel y 17 de elápidos. Fernández Badillo destacó que “las serpientes de cascabel son de México para el mundo”.
Además, las serpientes desempeñan un papel crucial en los ecosistemas como depredadoras y controladoras de plagas de roedores, además de ser alimento para otros organismos. A nivel mundial, se han registrado cerca de 3 mil 701 especies de serpientes, y en México, la mayor diversidad se encuentra en Oaxaca, Veracruz y Chiapas.
Estas especies no solo son importantes para el equilibrio ecológico, sino que también han aportado beneficios significativos a la medicina. Desde hace más de 400 años, se han desarrollado al menos 20 componentes terapéuticos a partir del veneno de serpientes, incluyendo antihemorrágicos, antibióticos y tratamientos para enfermedades como la esclerosis múltiple y el cáncer.
Sin embargo, las serpientes enfrentan múltiples amenazas, principalmente de origen humano, como la urbanización, la construcción de carreteras, las prácticas agropecuarias y la destrucción de su hábitat. Estas amenazas se agravan por el temor, los mitos y la percepción negativa que rodea a estos reptiles, lo que subraya la necesidad de promover su conservación.

Ranas y sapos, un tesoro natural de México
Por otro lado, los anfibios, como ranas y sapos, también son fundamentales para los ecosistemas. En México existen aproximadamente 195 especies de ranas y sapos, que representan el 5.5% del total mundial, con un 53% de endemismo.
Estos anfibios alternan su vida entre el agua y la tierra, y su ciclo vital incluye fases acuáticas y terrestres. Las ranas acuáticas suelen tener cuerpos delgados y alargados, mientras que las terrestres son más tímidas y buscan refugio en el agua cuando se sienten amenazadas.
La riqueza de especies de ranas y sapos en México se distribuye en nueve familias y 28 géneros, con presencia incluso en islas oceánicas del Pacífico mexicano.
Estos animales son esenciales en las redes tróficas, ya que actúan como depredadores y presas, controlando poblaciones de insectos y pequeños mamíferos que pueden dañar cultivos. Sin embargo, su apariencia física y los prejuicios culturales han llevado a su menosprecio, lo que pone en riesgo su conservación.

Peces: cuando la biodiversidad mexicana también tiene aletas
En cuanto a los peces, México es reconocido como un país mega-diverso, con un total de 2 mil 763 especies, que representan el 9.8% del total mundial. De estas, 505 son de agua dulce, 2 mil 224 marinas y 563 estuarinas.
La riqueza de la ictiofauna mexicana incluye numerosas especies endémicas, lo que subraya la importancia de su conservación. Los peces no solo son una fuente vital de alimento, sino que también tienen un valor económico significativo para las comunidades pesqueras.
A pesar de su importancia, muchas especies de peces enfrentan amenazas como la contaminación, la sobreexplotación y la destrucción de hábitats. Entre las especies protegidas en México se encuentra la totoaba, un pez endémico cuya conservación es prioritaria debido a su vulnerabilidad.

En conjunto, la biodiversidad de México, desde los animales asociados a Tláloc hasta las serpientes, anfibios y peces, refleja la riqueza natural del país y la necesidad de implementar medidas efectivas para su protección.
La conservación de estas especies no solo es crucial para el equilibrio ecológico, sino también para el bienestar humano y cultural.
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