
El romance entre Tony Curtis y Marilyn Monroe ha sido una de las historias más comentadas del viejo Hollywood, una mezcla de deseo, frustración, fama y tragedia.
La leyenda de su supuesto amor secreto detrás de la comedia Some Like It Hot—incluido un embarazo y un aborto— volvió a captar la atención décadas después, cuando Curtis lo reveló en sus memorias.
De Harlem al estrellato
Nacido como Bernard Schwartz el 3 de junio de 1925, Tony Curtis creció en East Harlem, Nueva York, hijo de inmigrantes judíos húngaros.
Su infancia fue dura. Cuando Curtis tenía ocho años, él y su hermano Julius fueron colocados en un orfanato porque sus padres no podían alimentarlos. Para ese entonces, su madre ya había sido diagnosticada con esquizofrenia, enfermedad que también se le detectó a su hermano menor, Robert.
Curtis encontró escape en el cine y terminó en Hollywood en 1948. Fue bajo contrato con Universal Pictures donde adoptó el nombre artístico “Anthony Curtis”, inspirado en la novela Anthony Adverse y en el apellido húngaro de un pariente, Kertiz.
“Qué nombre tan perfecto, pensé para mí: Tony Curtis. Quería un nombre que tuviera un aire de misterio, y este parecía bueno”, relató en su libro de memorias.
Su ascenso fue rápido. Tras papeles menores, su primer estrellato llegó con The Prince Who Was a Thief (1951), y luego consolidó su carrera con filmes como Sweet Smell of Success (1957) y The Defiant Ones (1958), por el que fue nominado al Óscar. Sin embargo, uno de sus roles más recordados sería en la comedia Some Like It Hot.
Cuando conoció a Marilyn
En sus memorias American Prince, Curtis relata el primer encuentro con una entonces desconocida Marilyn Monroe, en 1948.
“La vi por primera vez en Universal, caminando por la calle. Llevaba una blusa transparente que dejaba ver el sostén. Era deslumbrante, voluptuosa. Su belleza era intimidante, pero había algo en su sonrisa la hacía parecer accesible”.
Monroe, por aquel entonces, era una aspirante más buscando su oportunidad en Hollywood, recientemente rebautizada con su nombre artístico.
Curtis la saludó con un amigable “Hola”, ella respondió con una sonrisa, y poco después estaban en su coche, camino al centro de Los Ángeles.
“Daba calor. Desprendía un aura extraordinaria de calidez, amabilidad, generosidad y sexualidad. Nunca había experimentado algo así”, recordó Tony. Ella tenía el cabello rojo, recogido en una cola de caballo, y vestía un sencillo vestido de verano.
Las primeras citas transcurrieron entre cenas y salidas al club Mocambo, donde, según Curtis, “todas las cabezas se giraron” cuando ingresaron.
A pesar de su apariencia deslumbrante, Monroe aún no tenía trabajo estable. Había pasado por contratos fallidos con Fox y Columbia, y su único filme importante hasta entonces, Ladies of the Chorus (1948), no había tenido éxito.

Curtis también intuyó que algo más ocurría en su vida: “Lo que no sabía era que Joe Schenck, el jefe de Twentieth Century Fox, tenía un lugar en Los Ángeles donde Marilyn se quedaba los fines de semana. Fox no había renovado su contrato, pero Schenck sí”.
Un romance revivido… y un embarazo secreto
Años más tarde, en 1959, Marilyn y Tony volvieron a coincidir. Esta vez, como coestrellas en Some Like It Hot, dirigida por Billy Wilder.
Fue durante este rodaje —según reveló Curtis en su tercera autobiografía— que retomaron su romance en secreto, ya siendo dos de las estrellas más reconocidas de la época y ambos, casados con otras personas.

En una confesión que causó revuelo, Curtis afirmó que Monroe quedó embarazada de él en esa época y también se lo dijo a su marido, el dramaturgo Arthur Miller.
“Yo estaba aturdido. Simplemente, me quedé allí plantado. La habitación estaba tan en silencio que podían oírse los neumáticos chirriando sobre el Bulevar de Santa Monica“, describió en su libro.
Según recuerda, le dijeron que completara la película y que se mantuviera lejos de la pareja. Él cumplió con su parte y fue después del estreno del filme que se enteró que Monroe había perdido al bebé.
Esta declaración fue polémica y recibió reacciones escépticas entre el público, especialmente porque la estrella femenina nunca habló públicamente del tema.
El caos en el set de “Some Like It Hot”
Antes de que se confirmara el affair por parte de Tony Curtis, circuló por varios años una narrativa caótica sobre la filmación de Some Like It Hot.
Monroe se retrasaba constantemente, olvidaba sus líneas y exigía rehacer escenas. De acuerdo con varios libros biográficos, la línea “Soy yo, Sugar” tomó 47 tomas para quedar bien, porque la actriz decía “Sugar, soy yo” y otras variantes sin sentido.
Billy Wilder, director que también tenía reputación de ser difícil, perdió la paciencia varias veces pues Marilyn le pedía modificaciones. Se especuló bajo la mesa que ella se equivocaba a propósito para que las escenas se hicieran a su modo.

Supuestamente, Tony Curtis, frustrado por las repeticiones y las contradictorias exigencias de su co-estrella, comentó a la prensa que besar a Monroe “era como besar a Hitler”.
La frase se volvió viral antes de que existiera internet. Décadas después, Curtis explicó que fue un comentario sarcástico y sacado de contexto.
“Lo dije como una broma, porque me preguntaron cómo fue besar a Marilyn. Les dije, ‘Es como besar a Hitler. ¿Por qué me haces una pregunta tan estúpida? De ahí salió todo”, aseguró a The Guardian en 2008.
Por su parte Wilder, admitió que su trabajo con Monroe tuvo sus problemas; sin embargo, destacó que era una figura de Hollywood como ninguna otra.
“Podría contratar a mi tía Minnie, siempre llegaría puntual y nunca retrasaría el rodaje, pero ¿quién pagaría por ver a mi tía Minnie?”, explicó en 1959.
La vida amorosa de Tony Curtis

El galán, famoso por su atractivo físico, tuvo una vida sentimental intensa. Se casó seis veces y tuvo seis hijos, entre ellos las actrices Jamie Lee Curtis y Kelly Curtis, fruto de su matrimonio con Janet Leigh.
También tuvo romances con otras actrices de su tiempo y con figuras como Natalie Wood.
En 1970 fue arrestado por posesión de marihuana en Londres. A mediados de los años ochenta, cuando el abuso de sustancias le pasó factura con una cirrosis avanzada, el actor ingresó a la clínica Betty Ford para tratar su alcoholismo y adicción a las drogas.
La rehabilitación, según Pittsburgh Post-Gazette, resultó exitosa.
En sus últimos años, Curtis siguió activo en televisión, pero se dedicó principalmente a la pintura y a la escritura. Murió el 29 de septiembre de 2010, a los 85 años.
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